El escándalo de las recientes declaraciones de Jordi Pujol
parece que ha pillado de sorpresa a toda la clase política.
A pesar del run-run que desde los noventa circulan alrededor
de la fortuna de los Pujol y de las publicaciones e informes de la UDEF acerca
de tramas de corrupción en los que aparecían implicados algunos miembros de la
familia, nadie sabía nada. Pero de entre todas las exclamaciones de sorpresa,
me quedo con las del consejero de Economía de la Generalitat, que a pesar de
manejar información sensible acerca de estos temas, parece que no sabía nada. El
responsable de las finanzas autonómicas Andreu Mas-Colell, ha confesado
sentirse “atónito y sorprendido”.
Atónitos estamos los ciudadanos al comprobar en manos de quién
estamos, que en el mejor de los casos demuestran una miopía apabullante cuando
no constituyen cooperantes necesarios bien por acción o por omisión.
Desgraciadamente este escenario no es único, es extensible a
todo el territorio, ni tampoco es nuevo. Esas caras de sorpresa ya las hemos
visto con los ERE, con la Gürtel, o con Pokemon. Cuando el peso de las pruebas se
tornaba bochornoso, quienes daban la cara en los medios se mostraban
sorprendidos o apenados por la suerte del corrupto y por la imagen de su
partido, nunca por los ciudadanos, claro.
Estas actitudes sobreactuadas, parecen salidas de un manual de
culebrones de los cincuenta en el que en un mundo color de rosa, se les enseñara
a poner cara de sorpresa ante la travesura de uno de sus niños.
Personalmente siempre he sentido vergüenza ajena ante el
histrionismo y la sobreactuación. Tampoco soy muy dada a los superlativos,
especialmente cuando se trata de honrar a una persona, ya que me resulta
extrañamente similar a ciertos pasados recientes. Por ello quizá me ha dejado
atónita conocer que Pujol gozaba de un estatus de “honorabilísimo”. Sin entrar
en otras consideraciones, se me ocurren tantas gentes merecedoras de tal
distinción por sus contribuciones a la humanidad, que me sorprende que estos
honores raras veces se otorguen fuera de la política.
Repito, yo sí que estoy atónita.
Repito, yo sí que estoy atónita.
Atónitos_Collage, 2014_Mariasun Salgado |
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