Esta semana la actualidad informativa se ha centrado
en dos noticias aparentemente dispares. Por un lado la crisis de gobierno
italiana que ha llevado a la dimisión de su primer ministro Enrico Letta tras solo unos meses de gobierno. Detrás de todo está una lucha encarnizada
de hombres ambiciosos, como el joven alcalde Matteo Renzi, dispuestos a colocarse al frente de un gobierno afectado ya por
varios casos similares. En definitiva un gobierno sin política pero lleno de
políticos ambiciosos.
Por otro, el tema de la inmigración que ha puesto de
manifiesto la ausencia de medidas eficaces basadas en la lucha contra las
mafias y no contra las personas. Una política que no solo atañe a España, y que
a menudo es tratada con gran cinismo por nuestras instituciones. No podemos
permanecer por más tiempo volviendo la cabeza ante este intercambio de miseria
que afecta a tanta gente, cuando muchos de nuestros ciudadanos también están huyendo
de nuestro país en busca de un mundo mejor. La única diferencia es el
transporte: por tren o por avión en lugar de por patera o pértiga.
Sin poder evitarlo ambas noticias me recuerdan
escenas de la película guerra mundial Z. En ambas guerras (tanto la que
mantienen los políticos italianos para hacerse con el poder a toda costa, como
los inmigrantes para llegar a Europa) el adjetivo mundial es acertado, porque
aunque parezcan problemas locales no lo son, ya que afectan y están afectos de
decisiones que atañen a instancias supranacionales.
A pesar de los ineludibles puntos en común, ya sean
políticos o inmigrantes todos son seres humanos. No lo olvidemos.
Misma imagen, malas políticas_Collage, 2014_Mariasun Salgado |
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