No es
que yo sea muy joven que digamos, pero el otro día descubrí con gran sorpresa
que lo de pagar impuestos era un invento relativamente reciente para los
españoles. La Agencia Tributaria tal como la conocemos comenzó su andadura en
mi infancia, quizá por ello me parece que siempre estuvo ahí.
En
tiempos de la dictadura, los españoles no pagaban impuestos porque tampoco
recibían nada y lo que se había de robar a la ciudadanía, ya se hacía con
facilidad desde las oscuridades del régimen. Por ello durante la incipiente
democracia costó Dios y ayuda concienciar a los ciudadanos de que pagar
impuestos era necesario para el bien común, pero la verdad es que en cierto
modo vimos los frutos al poder consolidad un sistema de educación y de sanidad pública
igualitario y de calidad. Todavía resuenan en mi memoria las campañas de
hacienda en las que el mantra “hacienda somos todos” se
repetía hasta la náusea.
Pues bien, coincidiendo con la reforma fiscal del gobierno
nos vuelven a acribillar a mensajes en forma de anuncio publicitario al grito
de “lo que defraudas tú, lo pagamos todos”. El problema ahora es que en nuestra
memoria reciente quedan los casos que revelan que el primer tú (es decir los
que defraudan), son los partidos políticos, los bancos y que efectivamente, sus
desmanes los estamos pagando todos.
En ese ambiente de falta de credibilidad se presenta una
reforma fiscal de tintes electoralistas en la que la supuesta bajada de
impuestos final, esconde una subida real de dinero que se detrae a los
ciudadanos en tasas recaudadas y en servicios. Como siempre es mejor que cada
uno analice los datos y saque sus propias conclusiones, pero a mí personalmente
no me salen las cuentas.
Hacienda seremos todos, pero unos más que otros.
Unos más que otros_Collage, 2014_Mariasun Salgado |